CRóNICA DEL PRIMER CONCIERTO DE LA GIRA OT 2023: LA HISTORIA QUE LES QUEDABA POR CONTAR ERA LA MáS BONITA DE TODAS

Hay que admitir que OT es mágico. Está claro que es un talent show que busca el aplauso de la audiencia, pero su conexión con el público hace que llegue más allá. Hay quien ha tratado replicarlo sin demasiado éxito, y no se entiende por qué, puesto que su secreto se puede ver a simple vista en todas y cada una de sus ediciones: es el compañerismo entre participantes, que no competidores. Algo que por supuesto también hemos visto en Operación Triunfo 2023.

"Cantar es nuestra vida... Y mi música es tu voz", recitaba la generación de Rosa de España en el 2001. 16 años más tarde, la de Amaia —también de España, heredó el título dinástico del pueblo— popularizaba Camina: "Es un regalo de la vida, nada nos puede frenar". Una primera persona del plural muy bien pensada.

Operación Triunfo tendrá sus estrategias —es imposible no caer en el reality con tantas cámaras grabándote mientras desayunas—, pero termina asentándose en una rutina en la que la sociedad se ve representada en sus concursante. Algo que se va cebando poco a poco hasta después de su final, cuando llega la gira. Y ahí explota todo.

Un día antes del primer concierto de la gira, la prensa fue acreditada al último ensayo antes de la gran noche de los triunfitos. Y ahí se pudo ver el spoiler de lo que pasaría en poco más de 24 horas en el mismo recinto: si consiguieron emocionar a un grupo reducido de invitados y prensa, ¿qué no harían con 14.000 personas observando atentamente lo que pasara sobre el escenario?

Las colas desde las ocho de la mañana en el Bilbao Exhibition Center, el BEC!, ya daban pistas de que lo que se iba a vivir iba a ser emocionante, aunque en los directos nunca hay que dar nada por sentado. Conocíamos el setlist, sabíamos cómo se esmeraban en las actuaciones y alguna que otra pista que los protagonistas del evento no se pudieron callar en redes sociales, aunque quedaba verlo en acción. Pero empezó. Las nueve de la noche, suena la sintonía del programa. Entran a escena los 16 exconcursantes.

Más libres que nunca

Los propios triunfitos confesaron a LOS40 sus mayores miedos a un día del concierto. "Creo que lo que más miedo me daría sería decepcionar a la gente, que no les guste el resultado", nos comentaba Denna. "Que de repente los in ears dejen de funcionar", confesaba un Paul Thin tan profesional como de costumbre. "Tengo una fobia a equivocarme, por razones obvias. La gente no perdona, tienes que hacerlo perfecto", nos desvelaba una Suzete que no parece haberse recuperado de su lapsus en la Gala 1.

Sin embargo, todo eso pareció desvanecerse desde el primer momento que miraron a la pista y a las gradas. Desde el front stage se les podía ver el brillo en los ojos, una media sonrisa algo tímida y unos nervios que sólo se podían adivinar por algún que otro apretón de manos bien discreto. Aunque todo se acabó cuando empezó Libertad: a partir de ahí eran artistas, ya no había vuelta atrás.

Pero para debut el de Omar, que se quedó solo sobre el escenario para protagonizar la primera actuación en solitario de la noche. Antes de cantar La Canción Más Hermosa Del Mundo dijo las primeras palabras de la noche. Como no podía ser de otra manera, fue un agradecimiento al público.

Voces, espectáculo y gritos

Después, todo termina siendo un desfile perfecto para todo aquel que recuerda el programa como si hubiera acabado ese mismo viernes. Martin y Álex Márquez, primer dúo de la noche con Tiroteo, consiguen empezar un reto por parte del público para ver quién consigue la nota más fuerte gritando sus nombres. Después entró Denna arrasando con su Dragón, a quien siguió la chulería sana del Acalorado de Omar y Lucas.

Tanto Bea como Suzete hicieron actuaciones que dejaron temblando el estadio, haciendo gala de unas voces a las que solo se podría no aplaudir por no interrumpirlas. Y si no nos sentíamos suficientemente dentro de la Academia, las luces de Inmortal revelaron que Martin volvía a llevar su bigote. Todo quedaba en casa, y además literal: el vasco estaba especialmente orgulloso de que se empezara la gira en su tierra; tanto, que no pudo evitar levantar una ceja cada vez que alguno de sus compañeros decía eskerrik asko al terminar una canción para analizar si habían atendido a sus consejos de pronunciación. Tranquilidad, porque todos aprobaron.

Amor, besos y... Go, lesbians!

Qué sería de OT sin sus salseos, y qué sería del carisma de sus concursantes si no los perpetuasen incluso de manera inconsciente. God only knows era la siguiente en sonar, y así lo indicaban unas pantallas que simulaban un proyector de cine. Esta vez no había butacas que situaran a Martin y Juanjo en una inocente primera cita de cine en la que buscar una excusa para hacer manitas, pero sí unas miradas que parecían devolverles a los primeros pasos de su relación.

Si sabían perfectamente a lo que jugaban o eran presa del nerviosismo lo resolvieron al final del número, donde Juanjo llegó a sacar la lengua para soltar toda la euforia de la actuación. Un gran abrazo fue el premio de consolación de todos los fans que esperaban el beso, aunque fue tan intenso que se lo perdonaron. Claro, que no iba a ser el único momentazo de la noche.

Salma y su Cuando zarpa el amor conquistó de tal manera al público que, por primera vez, no gritaron a Violeta al salir al escenario. Tanto Denna como ella se tumbaron en la plataforma sobre la que bailan en Padam Padam antes de que su compañera terminase —cuestión de logística—, pero la voz de la andaluza hizo que nadie se diera cuenta. Ya se ocuparían ellas luego de hacerse notar.

Y es que las dos terminaron ese Padam Padam con un beso que volvió a poner a prueba las cuerdas vocales de toda la pista. No era el de I kissed a girl —mucho más celebrado por su significado—, pero volvía a poner en el foco la emoción del directo. No creáis que luego se bajó el nivel: las Bekirus —Bea, Chiara y Ruslana— salieron con su Walk like an Egiptian y terminaron gritando un "go, lesbians!" que nos volvió a recordar por qué esta edición es la del orgullo sáfico por excelencia.

El efecto OT

Juanjo y Salma cambiaron el beso de los ensayos por un apretón de manos aún más emocionante, volviendo a demostrar que los triunfitos de esta edición tienen todo un catálogo de formas en las que demostrar que han salido reforzados de la Academia. Álvaro, con el mismo outfit pero distinto pelo —ya dejó claro en su Twitter que no quería volver al middle part que le hicieron en la Gala 7—, se marcó una de las coreografías de la noche con un voguing que ya forma parte de su recién estrenada carrera.

Juanjo, de vuelta en el escenario con Paul Thin, pidió relax tras cantar La vida moderna. Fue la locura que todos esperaban que fuera en directo, pero es que después de ellos iba Cris para cantar Y cómo es él. Y ahí se volvió a evidenciar otro de los milagros de Operación Triunfo: todo un estadio repleto de adolescentes y Generación Z cantó simultáneamente una canción que originaria de José Luis Perales —que eligiera la versión de Marc Anthony no lo hace menos impresionante—.

Siguiendo la línea de lo vintage, Chiara y Violeta cambiaron su beso por una breve ronda de curiosidades: I kissed a girl cumplía 16 años el día siguiente al concierto, algo que destacaron para ensalzar una canción que ya es "un icono". Aunque para icono, la "ganadera" de la edición, que iba tras ellas. Y sí, la presentaron así.

Enlokiá, pero sin los Corazones Rotos

La primera actuación de Naiara en solitario volvió a dejarnos claro algunas de las razones por las que ganó la edición. Tiene presencia y el escenario le es tan familiar como su coche, así que no le cuesta demasiado esfuerzo ponerse a vacilar de voz en Tómame o déjame o a llevarse los aplausos en sus intervenciones en la grupal Dime. Pero también se llevó suspiros.

Tanto la ganadora —que no ganadera— como el quinto finalista volvieron a mostrar una complicidad que llevan semanas alardeando en redes sociales, aunque no fue hasta su actuación conjunta cuando todo explotó. En ese Corazón hambriento se podían leer muchas historias entre líneas, pero todo el mundo estaba demasiado ocupado viendo cómo sus bocas se acercaban poco a poco. Hay quien dice en Twitter que en LOS40 somos de Lunai —el nombre que se le ha dado a la pareja— a tope pero, ¿quién no? Después de sus actuaciones en esta primera fecha, todavía debe quedar poca gente que no les shippee.

Esencia de triunfo

Salseos aparte, el último tramo del concierto fue toda una muestra de por qué los triunfitos están listos para salir a la industria... y comérsela. Paul Thin y Ruslana ya han demostrado que saben dominar ellos solos un estadio entero —solo hay que ver ese Dónde y Las chicas malas desafinan en el Primavera Pop—, por lo que ese Criminal/PTAZETA: BZRP Music Sessions 45 fue un ticket directo a hacer temblar todo el recinto.

De la misma manera lo hizo Chiara, aunque a su manera. Con Mía y un piano consiguió ponerle aún más significado a la letra del tema y dejar claro que por fin es suya —"hoy por fin soy mía", twitteó literalmente después—, en todo un alegato a combatir las inseguridades. Algo así se le notó a Juanjo, que después de dejar al público boquiabierto por El Patio, se dirigió a ellos: "Gracias. Habéis hecho mi sueño realidad".

Martin, que recuperando aquello de sus miedos antes del concierto tenía entre sus peores pesadillas caerse de la barra de pole dance, volvió a otra de sus actuaciones más recordadas. Yéndose al francés fue de arriba para abajo hasta terminar una coreografía algo convulsa en el suelo; a la que siguió Escriurem. Supo manejar a la perfección el paso del francés al castellano y después al euskera, pero no pudo disimular la sonrisa de orgullo al ver cantando a Chiara a su lado.

El principio de lo que queda por contar

Claro que se podría escribir más de todo lo que pasó esa noche, aunque no cabría en una sola crónica. De la traca final se puede destacar cómo Lucas parecía la personificación de los cinco One Direction reunidos para la ocasión —entre el público, había quien simulaba tener sofocos—; y que fue el encargado de presentar a la banda. Tal vez en un ensayo previo a arrancar su carrera en solitario como rockero de moda.

Antes que él junto a Nai, los Unholy dieron paso a la trinidad de ganadores, que demostraron el porqué de su lugar en el concurso. Hubo ruslanazo con el dance-break de SloMo, Paul Thin volvió a presumir de capacidad pulmonar con la Session 57 y Naiara from the block pisó fuerte el escenario con Let's Get Loud.

Historias por contar, el himno, volvió a relajar el ambiente hasta dejar a algunos al borde de la lágrima, de nuevo con unas sonrisas y unas miradas que llegaron hasta el último rincón del recinto. La session 52, elegida como fin de fiestas, dejó lugar a la recuperación y a las risas —se gritó "Poco a yoco" en honor a Violeta—, para desaparecer detrás del escenario bajo gritos y aplausos que terminaron por dañar los pocos tímpanos sanos que aún quedaban en la pista.

Tras irse del escenario, y aún con el revuelo del público saliendo a su ritmo, se podían escuchar 16 voces gritando "olé" y celebrando dando palmas detrás del escenario. Puede que con el micrófono dejasen claro que son artistas, pero los nervios del debut los soltaron al unísono una vez acabado el bolo. Con Fuengirola a la vista, los chicos y chicas de OT2023 han dejado claro que les quedan muchas historias propias por contar; pero antes le van a transmitir a toda España la que vieron a través de la televisión.

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