CRíTICA DE 'MARY & GEORGE' EN SKYSHOWTIME: EXQUISITA SERIE DE éPOCA Y COTILLEOS REALES PARA OLVIDAR A 'LOS BRIDGERTON'

No es ningún secreto que en Reino Unido, además del fish & chips, saben hacer muy bien los dramas de época, ni tampoco que los cotilleos reales sean otro de sus talentos para importar al mundo. Y de la unión de esos dos ingredientes surge una de las series del momento, 'Mary & George', a cuya receta solo se añaden condimentos de calidad superior: orgías, asesinatos, sexo homosexual, conspiraciones y una Julianne Moore como siempre espléndida. Qué tiemblen 'Los Bridgerton' porque tenemos nueva serie de tazas y trajecitos; esta, original de Sky Atlantic y estrenada aquí por SkyShowtime.

Escrita por el guionista de teatro y televisión D. C. Moore (que ha participado en 'Killing Eve' y 'Temple'), la ficción se centra en Mary Villiers (el personaje de Moore), una mujer nacida de clase baja pero que se las ha ingeniado para fingir que todos crean que pertenece a la alta y que no se detendrá para seguir escalando. Tras la muerte de su marido, su abogado le aconseja que deje pasar entre cuatro y seis semanas antes de casarse de nuevo, pero ella solo deja dos al duelo. Necesita un nuevo marido con dinero para llevar a cabo su plan maestro: instruir en finos modales a su hijo George en Francia, pues este será su vehículo de ascenso.

George, además de un muchacho astuto, es bellísimo (encarnado por el también bellísimo Nicholas Galitzine, 'Bottoms', 'Rojo, blanco y sangre azul') y será esa la cualidad más importante para que él y su madre puedan medrar. Estamos en el siglo XVII y Mary es conocedora de que el rey, Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, frecuenta la compañía de hombres. Y no es solo que al monarca le gusten las noches de pasión homosexual en la alcoba, sino que tiene a su alrededor un auténtico harén de caballeros jovencitos que le acompañan y que, gracias a esa posición, adquieren también poder. Eso es lo que Mary quiere para George, quien al comienzo de la serie no quiere marcharse a Francia porque prefiere quedarse en casa trajinando con una criada, pero que en el país galo descubrirá que su bisexualidad (aunque en esa época no existían tales definiciones de orientaciones sexuales) o, como ellos lo llaman, que "los cuerpos son cuerpos".

Sin embargo, por mucho que Mary haya saltado de un marido acomodado a otro y que George sea extremadamente atractivo, el camino hasta un rey no es sencillo. Y, cuando lleguen, tampoco les van a poner la alfombra roja; se toparán con Robert Carr, conde de Somerset, actual amante predilecto del rey que no estará dispuesto a ceder territorio, pero encontrarán en la reina a una posible aliada, ya que esta prefiere a George si va a ser alguien más o menos manejable, políticamente hablando. Y así, con estos mimbres, se despliega un relato donde la pasión y la diplomacia pesan a partes iguales, donde habrá envenenamientos, bailes, monterías y maquinaciones con nos mantendrán pegados a la pantalla. Y sexo, bastante sexo.

Pero lo bueno de la propuesta de 'Mary & George' es que no se queda solo en el escándalo real y en el exceso, como podían hacer 'Los Tudor' o 'Los Bridgerton', sino que además ofrece un rigor narrativo más cercano a 'La Favorita' que a esas series, y tampoco faltan buenos diálogos y afiladas dosis de humor. No se queda en la superficie, en la frivolidad ni en turbar al espectador con unos cuantos polvos (que los hay), sino que le hace hincar la rodilla en el lodo y empaparse de un contexto histórico fascinante y crudo. Lejos de los colores vivos de la serie de Netflix, aquí dirección y fotografía tiñen de sombras un mundo de riquezas donde la desgracia puede estar a la vuelta de la esquina. El peligro es real y, por afortunado que llegue a ser quien comparta lecho con el rey, el precio a pagar también puede ser alto.

Puntuación 9/10

La serie de... los espectadores de alta cuna y baja cama

Te gustará si... disfrutas los salseos "royals" con sello británico.

No es para ti si... te aburren las series históricas.

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